Viviendo la alegría
- Florece con gracia

- 14 jul 2020
- 4 Min. de lectura
¡Hola a todos! Bienvenidos a nuestro tercer capítulo de Viviendo los frutos del espíritu, en el cual les quiero compartir sobre la Alegría, y bueno, es increíble para mí estar hablando de esto, ya que solía pensar que vivía más en la tristeza que en la alegría, y creo que no soy la única, ya que a veces al platicar de Jesús, de nuestra vida como creyentes, no es tan común que saquemos este tema, suele ser un poco opacado por nuestras tribulaciones y momentos difíciles que nos hacen pensar que vivimos en un estado completamente contrario a la alegría, pero, aquí les va un poco de lo que he leído, platicado, experimentado y lo que nuestro amoroso Dios ha puesto en mi corazón:
“En medio de la realidad del dolor y el sufrimiento, la alegría de Dios es un regalo de gracia” – Elizabeth George (El caminar con Dios de una Joven).
Esta frase me llenó por completo, porque solemos pensar que la alegría es algo que debemos buscar y buscar para sentirnos bien o para calmar un poco todas nuestras turbulencias, cuando en realidad la alegría es algo que está ahí al momento en que aceptamos a Jesús en nuestro corazón.
“Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa” Juan 15:10-11.
Entonces, ¿qué es la alegría?
Dios es alegría, es una señal que Dios creó en su infinita misericordia la cual está ligada a Jesús, no a nuestras situaciones, no a lo mal o bien que nos va, no a la felicidad o tristeza, es algo que llevamos al tener una relación con Jesús y que podemos experimentar siempre, porque al tenerlo a Él, tenemos la alegría con nosotros, a diferencia de la felicidad que se relaciona a nuestras circunstancias, cuando nos va bien estamos felices, pero cuando no, se va ese sentimiento.
Con la alegría es distinto, y usaré el mismo ejemplo que usó Elizabeth G. en su libro al decir que en ocasiones en medio de una adoración a Dios, cuando estamos felices solemos adorar con todas nuestras ganas y esa adoración fluye increíble, pero hay ocasiones en las que no nos sentimos con ganas, o nuestras circunstancias hacen que ni siquiera queramos adorar y aun así adoramos y transformamos ese deseo de alabar en sacrificio por Dios, lo cual, es alegría y agradecimiento, la alegría de saber que eres salvo, que tienes a Jesús en tu vida y aunque no sientas ese deseo fuerte de hacerlo, lo haces porque te alegra saber que tienes una relación con Jesús.
Entonces aquí hay 3 razones que Elizabeth George menciona en su libro las cuales pienso que son fuertes para estar alegres, así que se las voy a compartir:
1.- “Tu alegría es permanente: Como tiene sus raíces en tu Dios que no cambia, tu alegría es permanente.” Y wow que gran verdad, mientras estemos cerca de Jesús, esa alegría irá con nosotros a donde quiera que vayamos, justo como Jesús le dijo a sus discípulos al despedirse, “Lo mismo les pasa a ustedes: Ahora están tristes, pero cuando vuelva a verlos se alegrarán, y nadie les va a quitar esa alegría” Juan 16:22, así que, ES ALGO PERMANENTE! (eso me da alegría jaja).
2.- “Tu alegría siempre está disponible: Como está anclada en tu Dios fiel y SIEMPRE PRESENTE, tu alegría siempre está disponible.” Bueno, al ser parte de nuestro Dios que siempre está, así también tenemos libre acceso a la alegría, siempre. “Alégrense siempre en el señor. Insisto: ¡Alégrense!” Filipenses 4:4.
3.- “Tu alegría es también indescriptible” “Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y, aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso” 1 Pedro 1:8. Es algo que va mucho más allá de las palabras, de lo que podamos sentir o explicar, tal y como dijo Pedro, es algo indescriptible, por lo cual considero que es algo especial que Dios es su gracia nos dio.
Entonces es aquí cuando vuelvo a citar las palabras de Elizabeth: “En medio de la realidad del dolor y el sufrimiento, la alegría de Dios es un regalo de gracia”
Dios en su infinito amor y gracia, nos da alegría, aún en momentos difíciles y de tribulación, podemos sentir alegría, porque no es algo que nosotros producimos o no, es algo que es dado por nuestro Dios y que no se basa en nuestros esfuerzos, es el resultado de tener a Jesús en nuestra vida, de su sacrificio por nosotros, de su salvación. Así que aunque tengas un mal día, pruebas o tribulaciones, puedes sentir, a través del espíritu santo, la alegría de saber que estás en las manos del mejor, el que pagó todos tus pecados y debilidades en la Cruz del calvario, y que te ama tanto que nos da ese bienestar inmerecido, porque así es Dios, siempre bueno.
Entonces, te animo a que busques esa alegría, a que busques a Dios y tomes sus promesas y la salvación de Cristo, pongamos nuestras fuerzas y concentración en Dios siempre, aún en las pruebas y tribulaciones, siempre, y estoy segura que producirá una alegría indescriptible en tu vida.
Gracias por leerme y leer las palabras que por un buen tiempo estuve meditando en el Señor, esperando y creyendo que Dios hable a tu vida y te muestre toda la alegría que tiene para ti a través de su amado hijo Jesús como a mí ahora, que a pesar de ser tan imperfectos y llenos de tantas cosas en nuestra mente, el Señor dulcemente nos entrega todo.
Oremos juntos por que el Señor llene nuestra vida de alegría:
Señor, gracias por tu amor todos los días, por todos los momentos que vivimos y por mostrarnos tu gracia siempre, sabemos que en ocasiones nos sentimos abatidos, porque somos imperfectos, pero acudimos a ti sabiendo que eres el único que puede llenar nuestro ser de amor y alegría, llena nuestro corazón con esa alegría indescriptible, permite que podamos caminar a tu lado en todo momento y hallar fuerza en ti. Te amamos. Amén.
Autor: Denisse Vázquez @mylifewithfaith




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